jueves, diciembre 14, 2006

Cafeína y ácido acetilsalicílico con azúcar. 2 de mayo

2 de Mayo. Clase de inglés

No sé si es complejo de superdotada o qué, pero me aburro mortalmente. Una vez más, como cada año desde que iba a tercero de primaria, clase de inglés. Repetitiva.
Modal verbs. Otra vez. I can, I need, I should, I must. Puedo, necesito, debería, debo. Puedo llorar, necesito llorar, debería llorar, debo llorar. No puedo escapar, necesito escapar, debería llorar, debo escapar.
To be able to. I’m not able to suicide.
Ayer me pasé el día entero llorando.
Un ataque de histeria me incitó a arrancarme un mechón de pelo. Y lo hice, me arranqué pelo y ni siquiera me dolió. Rompí las hojas de la guía de universidades. Las arranqué y lloré de impotencia, sabiendo que nuestra escasez económica no me permitirá estudiar filosofía o periodismo. Sabiendo que debo (I must) conformarme con traducción e interpretación en Vistemina. Y vale que el inglés no se me dé mal, pero no es lo que quiero. No quiero.
Quiero escribir. Opinar, pensar, saber, conocer.
Quiero huir de esta asfixiante y claustrofóbica ciudad. Quisiera irme a Madrid, ¡yo qué sé! Con Pamplona me conformo... Pero no puedo.
I can’t because there’s no money.
Debo ir como muy lejos a Vistemina. Vistemina, traducción. Un paso atrás en mis estudios y en mi vida. Aprobar la selectividad, ¡terminar este maldito curso sólo para volver a empezar en una universidad, estudiando lo que no me gusta! Aprobar este maldito curso para arruinar mi futuro, mi vida. Dios, en verdad soy una suicida. Pero una suicida metafórica. Dejo de existir para quien quiero morir.
Dejo de existir encerrándome en mí misma. Me cierro, dejo de vivir. Desaparezco y sufro en silencio para que nadie me escuche. No me escuchan, no existo.
Ayer lloré porque tenía hambre y no debía, no quería comer. Me estoy volviendo paranoica. Me estoy obsesionando con la alimentación y con mi físico. Al menos, ya no vomito... Me repugno a mí misma por comportarme así, por preocuparme por temas tan banales, típicos de niñata consentida. Me doy asco, me avergüenzo de mí misma por haberme convertido en un ser tan simple.
Me estoy agravando.
Cada vez más mayor, cada vez más loca.
Cada vez más tonta.

13:41h
Clase de lengua

¿Qué es una subordinada adjetiva? Pregunta el profesor. Una pesadilla, pienso yo.
¿Para qué sirve la sintaxis? Para amargarme la existencia.
Corro en sueños, busco la salida pero no la encuentro. Me asfixio y me sitúo en lugares recónditos de mi imaginación. Lloro en mi interior, abrasando mis entrañas con pequeñas gotas de agua.
Cafeína y ácido acetilsalicílico con azúcar. Nervios, sudor frío y angustia. Histerismo, sentimientos reprimidos. Mi móvil, mudo, se llena de polvo en el sofá del salón. No llaman, nadie me reclama. Sentada en la estantería de objetos perdidos, ansío una llamada. ¿Quién me extraña?
¿Quién lloró en mi funeral?
Soy una muñeca rota abandonada en un desván. Soy tu juguete olvidado. Las Barbies ya no gustan; ahora las niñas juegan con las Bratz.
Las muertas ni sienten ni padecen.
Psicodélica parafernalia de versos inconexos se mezclan sin razón en el núcleo de mi mente. Un núcleo oscuro, recóndito, desconocido, incomprendido, olvidado y derrotado. Un núcleo corrompido, debilitado por el mal uso y el paso del tiempo.
Trece de marzo de mil novecientos ochenta y ocho. Una bebé sin pelo y con mofletes llega a este mundo con el único fin de arruinar la vida a la propietaria del útero que le ha dado cobijo durante los últimos nueve meses. Sólo dieciocho años, la madre sólo debe esperar pacientemente dieciocho años. Dieciocho años y unos pocos meses más de suplicio; luego, la niña volará lejos y todo será mejor. Más tranquilidad, más felicidad. No se puede vivir con un artista.
Yo no soy una artista, pero tengo espíritu de tal. No sé dibujar debidamente del natural y el dibujo técnico se me da realmente mal. Y cada día que pasa me desmotivo más. Mi madre me tuvo en contra de su voluntad.
Sin haber nacido ya estaba haciendo daño a todos aquellos que me rodeaban. Sin haber nacido la obligué a casarse con alguien a quien no amaba... (Surgen parejas aun no habiendo amor.). Mi abuela odia a mi padre. Yo soy el reflejo de mi padre. Mi abuela me odia. Todo aquel que odie a mi padre me odia a mí. Mi madre me odia.
Apesto. Apesto a herencia genética.
Mi madre ya no me quiere cerca.
No soy una niña; ahora soy un estorbo adulto. Patético.
Cada vez más mayor, cada vez más patética.
Todos se hacen mayores y buscan amor. Novios para vivir, amigas para tomar café. Carol con Pablo, Lucía con Guille y Dafne con Ramiro. ¡Horror! A ellas no les gusta el café... luego no me necesitan. ¡Ahí está la cuestión! Ellas no necesitan a una amiga soltera porque no necesitan ir a tomar un café. Ésta es la verdadera soledad del café.
Cafeína y ácido acetilsalicílico con azúcar. Nervios, culpa, briznas, histeria, obsesión. Soledad. Soledad y una habitación. ¿Dónde está la camisa de fuerza? Necesito algo que me impida escribir, “briznarme” y comer. Necesito una camisa de fuerza y unas gafas opacas para no ver. Para no ver en qué me he convertido. Y unos tapones para no tener la falsa impresión de que suena mi maldito móvil.

2 cafés:

Anónimo dijo...

te gusta espantar a cachetadas a las mariposas? te gusta ahogar un cigarrillo a medio fumar para sentir el gusto que no lo mataste por completo? te gusta reir y reflejarte en los ojos del resto para darte cuenta que ries, que estas viva?, Alguien ya te dijo que has dado honores a Chaplin? Entonces creeme, si valio la pena lo que paso aquel martes 13 de Abril...

Anónimo dijo...

te gusta espantar a cachetadas a las mariposas? te gusta ahogar un cigarrillo a medio fumar para sentir el gusto que no lo ataste por completo? te gusta reir y reflejarte en los ojos del resto para darte cuenta que ries, que estas viva?, Alguien ya te dijo que has dado honores a Chaplin?Entonces creeme, si valio la pena lo que paso aquel martes 13 de Marzo...