domingo, diciembre 17, 2006

Chèvrefeuille. 24 de mayo

24 de mayo de 2006
09:08h

Según el reloj del móvil, que está un poquillo adelantado...

Cuentos, pababosionismos, ósculos, manuscritos, ritos acaecibles, sinónimos, falacias entrecruzadas en el centro de mi corazón.
Lloriqueos infantiles que cometen imprudencias.
Asqueados moribundos me abandonan en el coche de cualquiera que me entregue corazones.
Mirones y aspavientos de contingencia inverosímil.
Y palabras, más palabras que no dicen nada.
Niños grandes, grandes imbéciles.
Ciento cincuenta gramos de repugnancia caliente.
Cocción ambigua de envidia imprudente.
Quieres recordarme, pero el espacio que nos separa es más grande de lo que puedas imaginar.

12:00h

Para qué un cisne, para qué un caballo. Yo sólo espero ser algo más que un animal. Siempre buscando algo que es imposible de encontrar. ¿Dónde está el verdadero gen de la frustración?.
Como no se me ocurre nada digno y ocurrente, me imagino desnuda delante de un ente. Hay visos de tranquilidad allí donde no puedo acceder.
Gabinetes negros de armonía pretenciosa y yo cabalgando a orillas de un Río pequeño.
Moribundo arquitecto que busca el horizonte.
Pequeño armiño sintiendo holocaustos corporales.
Miedo y ardillas corriendo tras de mí. Salto, pero ellas logran alcanzarme.
Automatismo exquisito sin una pizca de racionalidad.
Muérete antes que yo; quiero ser testigo de tu maravilloso funeral. Guantes de látex, sudados y sucios. La doble s me corrompe las entrañas. Entrañas sangrientas, mórbidas y oníricas que me manchan el interior.
Carente de sentido y llena de vacío: sin ti me
siento así, pero contigo es aún peor. ¿Oyes las palabras saliendo de mi armario?
Represión y fascinación.

2 cafés:

Anónimo dijo...

paranoias... relaja el antebrazo, cierra los ojos, sigue dandole libertad a tu mano... paranoias... si... paranoias...

Anónimo dijo...

Oh, este libro es largo, venga continua