viernes, diciembre 15, 2006

Musas y sirenas. 4 de mayo

4 de Mayo, lengua.

Dios, una oración más para analizar y me tiro por la ventana. Mierda, estoy en el sótano...
Anoche me llamó Lucía, ¡por fin! Para felicitarme por el premio, cosa que le había comunicado Guille. Como sigue sin el móvil, me llamó desde el fijo, así que oí los gritos de su padre. Sin embargo, ella no colgó. Me dio una mala noticia: la muerte de un chico que conocimos en fiestas y, aunque no estuvimos mucho tiempo con él, no sé, hubo feeling. Para nosotras no era un amigo, pero tampoco era sólo un conocido.
Se llamaba Miguel Ángel y era aficionado a grabar cortos (el año pasado él y su grupo ganaron el premio a mejor corto en la muestra joven de cortometrajes de La comunidad, y él el de mejor actor.). Desgraciadamente, según me ha dicho Lucía, su pasión le mató, pues la causa de su desdicha fue un accidente con el coche al grabar una escena automovilística. La realidad supera a la ficción. La realidad es una puta mierda. Siempre será más bonito soñar.
Siempre soñar será mejor que ver a esta gentuza despreciable. A estos malditos niñatos de la Escuela.
Menos mal que aún queda gente como Johana, Almudena, Álvaro, Carlos, Omar, Mónica “La Puta”, Sandra “La Monja”, Maite, Izaskun y Guille en la Escuela. Me ha hecho muchísima ilusión que todos ellos me hayan felicitado por el premio. Los demás alumnos de este antro, como lo calificó Dafne (aunque yo opino que es un edificio precioso), me rechazan el saludo o me miran con desprecio. Me desprecian, sin más. Que les jodan.
Después de esta clase, durante el recreo, vendrá Isabela a felicitarme y a darme unos cd’s que me ha grabado. La sociabilidad positiva es causante de alegría.
Me he dado cuenta de que hay mucha gente que no me odia (incluido Nico, para mi sorpresa) y que desquiciarme por mi escasa capacidad de sociabilidad es absurdo. Es egoísta. Soy egoísta.
De Carol no sé nada, luego la llamaré.

23:12h
Esta mañana he descubierto que acusé indebidamente al Jonathan, ya que no le mandé un mensaje. Claro, me quedé sin saldo y su mensaje se guardó en “no enviados”. Por eso esta mañana, en cuanto he vuelto a tener saldo (detalle de “mamá”), se lo he enviado. Él me ha contestado: “Ja, ja, ja, me alegro mucho preciosa, ya verás como el próximo año ganas, je, je, je. A ver si me pasas tu proyecto para echarle un vistazo. Bss.” Pero de su cuñadita, mi querida amiga, Diana, nada de nada. Fátima me ha hecho una perdida. Me conformo.
Al llegar a casa, mi madre me ha dicho que ha llamado al instituto de Surelia para comunicar que no podría ir a recoger el premio y que si podría ir a recogerlo otra persona. El caso es que la secretaria no se ha empapado de nada, por lo que después le ha llamado el director del jurado, que es profesor de historia en ese instituto. Bueno, mi madre flipaba cuando me ha contado lo que éste le ha dicho: que si el relato era de gran calidad, tanto en sintaxis como en el uso del vocabulario, el estilo, etcétera. Vamos, que de puta madre escrito, je, je. No, en serio, le ha dicho que se nota que no es de las primeras veces que escribo, precisamente; que se nota que leo y tengo conocimientos de filosofía. ¡Que muestro una gran madurez en la escritura! Pero que me han dado un premio tan bajo porque la historia les ha parecido oscura, difícil de entender: que algunos miembros del jurado se vieron obligados a leerla más de una vez porque no conseguían entenderla. Eso es un gran halago para mí. También le ha dicho que desearía hablar conmigo sobre este tema y que, respecto a la entrega de premios, no hay inconveniente alguno en que vaya a recogerlo un familiar. Irá mi tío, así que mañana por la tarde tendré que ir a Surelia a darle una foto y “Esencias” en un disquete, pues hay que entregar eso para la publicación del relato en el libro que cada año edita el instituto de Surelia con los textos premiados. Hace una semana me enviaron el libro de este año, en el que está publicado “Solitaria”, quien fuera primer premio el pasado año. No se puede ganar siempre, aunque, con las palabras del director del concurso, siento que he logrado una gran victoria. “Esencias” es difícil de comprender, pero con estilo. “Esencias” es como yo.
A mi padre le he hablado del premio y la crítica del jurado y, aunque se ha puesto muy contento, no ha entendido por qué con la crítica tan buena que he tenido no le han asignado un puesto mejor. No importa, es mi padre. Es normal que aun sin haber leído un solo relato mío crea que yo soy la mejor escritora de mi generación.
También he hablado con Carol. Me ha llamado ella. Cuarenta minutos hablando. Lo está pasando muy mal por Pablo, ya que cada vez le tiene menos respeto. Maldito niñato de mierda. Carol está obsesionada con él y lo sabe. Y teme estar tan dominada. Tan controlada. Él es celoso. Dios, es el típico paleto, cabrón, machista de pueblo. Además ha vuelto al mundo del “esnife”, cosa que había abandonado al empezar a salir con Carol, hace un año. La pobre está destrozada. ¿Cómo se puede llegar a sufrir tanto, a enamorarse de tal modo que aun sabiendo el daño que le hace tema perderlo? Nunca entenderé el amor.
Carol, sólo quiero que sepas que te quiero mucho – ya lo sabes – y que siempre voy a escucharte. Así que, cuando necesites hablar, no dudes en llamarme, ¿Ok? Y no te obsesiones por nada ni por nadie. Lo más importante de tu vida eres tú, no lo olvides.

4 cafés:

Anónimo dijo...

Hace tiempo que leí esto, estaba esperando a quien alguien escibiera algo, pero al final me decidí por escribir yo para avanzar la historia :).

Una pena lo del tipo ese, Miguel Angel. Y en serio que tu padre no ha leído nada tuyo?

Pues nada, 4 de Mayo, jeje, víspera de mi cumple XD. Pues venga, quiero leer el siguiente ya. Saludos.

Adriana Bañares dijo...

Carlos, recuerda que Nístrim no soy yo.

Anónimo dijo...

Nada, perdona. Es que hay tantos datos q parecen reales ... Weno, captado, Adriana<>Nistrim

Anónimo dijo...

gracias a Dios!