miércoles, diciembre 13, 2006

Pomme de reinette. 17 de abril

Lunes, 17 de Abril
12:19h


Aún estoy sola en casa. Mi madre vendrá tarde.
He soñado que estaba sola en el bar del Patxi bebiendo vodka. Borracha, besando a un desconocido. Javier se ponía celoso, pero estaba frío y agresivo. Yo le preguntaba, borracha perdida, que si me había echado de menos y él, seco como un higo, respondía que no, que a ver si me creía que era la única tía con la que follaba. Además me echaba en cara el haber besado a aquel extraño. Después cogía mi abrigo para irme y él venía detrás, se ponía cariñoso y me seguía, pero yo intentaba pasar. Venga, que aún nos queda el último polvo, me dice. ¿El último? Me pregunto yo mientras cruzo rápidamente la carretera para escapar de él. De pronto veo a Jennifer, una de Vetusta, que me dice “Te esperamos en la Insadela, ¿vale?” Yo sigo caminando, Javier me dice algo pero no lo escucho. Detrás también está el Luciano, pero a su bola, más lejos. En el momento justo en que lo veo, Javier me pregunta que por qué soy tan mala con él, y yo sonrío con malicia porque sé que esa escena habrá chocado contra Luciano, que, como todos los de la maldita Escuela y ese puto banco en el que se reunía lo más de lo más “cool”, pensaría que soy una sumisa enamorada perdidamente de Víctor.
Odio estos sueños tan absurdos que no hacen más que reflejar esperpénticamente la realidad. Es más que seguro que Javier se comporte así conmigo el día que lo vuelva a ver. Se mostrará distante conmigo pero quizá luego se ponga meloso porque sabe que soy un polvo asegurado.

“Se sentaba de espaldas a ellos, con la mirada clavada en el padre Martín, sintiéndose un de los últimos caballeros. El mundo era odioso, pero él no se dejaría contagiar por esa peste que invadía a la gente. Tenía que oponerse, elevarse por encima de los demás. Pero esa postura no dio resultado; aparentemente, no tuvo ningún efecto en sus compañeros. Poco a poco empezó a mirarlos a la cara, y decidió llevar escrito en la frente con letra bonita: “Yo soy Latour, el educado, el correcto, el voluntarioso”. No era nada fácil. Resultaba agotador ser bueno. Pero la máscara funcionó. Las caras de los corderos comenzaron a adoptar una expresión algo más humana, y cuando abrían la boca de ella salían sonidos que a veces hasta parecían palabras sensatas. Entonces Latour se sintió lo suficientemente seguro como para empezar a cometer travesuras. Pequeños hurtos, algunas historias falsas. La plaza de la iglesia era un escenario perfecto para tenderles trampas. Nunca lo descubrieron, y empezaba a hacerle ilusión ir a la escuela. Puede que el mundo no fuera tan odioso como él había pensado en un principio. Y algo si aprendió en clase del padre Martín: que la hipocresía constituía el camino hacia el éxito y que, en general, todo está dispuesto de manera que se pueda salir indemne de las acciones más malvadas, siempre y cuando la mala acción se realice con estilo o se procure que nadie la descubra.”
La lista de Latour
Nikolaj Frobenius


17:53h

Lucía no ha aparecido. Me ha dejado plantada como a una estúpida, sentada en el banco que hay frente al Shin Wey, un bazar chino que sustituye al Chiquipark en donde quedábamos antes. El ambiente, húmedo, triste y gris, con ese airecillo que provoca que mis ojos se llenen de lágrimas, ofrecía de mí una imagen melancólica y triste, muy triste. La parca negra, la pequeña bolsa de Zara guardando los cd’s que debía devolver a Lucía y “Hacia el Edén” como agradecimiento. Y mi pelo, castaño claro, rizado y brillante, desprendiendo el aroma de “pomme de reinette”, una colonia barata de Ives Rocher. Lo único que puedo dar es pena.
Lucía estará, cómo no, con Guille.
Yo no soy una amiga, soy un comodín.

21:00h

“¿Qué es la destrucción?, pensó Latour. ¿No fueron los antiguos romanos quienes dijeron que todo está cambiando eternamente? La muerte no es más que un pequeño empujón dentro del gran contexto. Un asesinato no es más que un servicio que haces a la naturaleza, un servicio que los fuertes brindan a la madre naturaleza simplemente porque son fuertes. Para los fuertes, la destrucción es un placer. El dolor de otros da sentido a la vida. Así es, sin más.”
La lista de Latour
Nikolaj Frobenius

1 cafés:

Anónimo dijo...

Weno, q decirte? A mí lo q escribes me está haciendo pensar, hacía bastante tiempo que no me paraba a pensar y reflexionar, siempre estás distraído haciendo algo; sobre todo en esos trayectos de casa a clase, antes iba todo empanado escuchando música.

Pon el siguiente.