martes, noviembre 28, 2006

Capítulo 10: Inspiración Perdida

Inspiración perdida



Una vez en casa, encendí la radio sin prestar atención a la emisora, y de los altavoces salió la voz de Cedric Bixler, el cantante de The Mars Volta, pronunciando la última frase de la canción The Widow: Let me die, cause i’ll never, never sleep alone... ¿Déjame morir porque nunca dormiré solo? Volví de mis pensamientos al escuchar el impertinente sonido del teléfono.
- ¿Sí?
- Nístrim, soy Lucía, ¿Qué vas a hacer esta tarde?
- No lo sé... de momento me había puesto a escribir.- No era cierto, pero sí tenía previsto hacerlo, para prepararme la sesión del día siguiente.
- Entonces, ¿no vas a salir?
- ¿Tú has quedado con éstas?
- Aún no, pero vamos, que ellas sí salen.
- Si queréis os pasáis por aquí, pero no sé si saldré.
- Ok. Pues luego vamos a tu casa.
Me cogí una tableta de chocolate y me senté frente a la ventana con una libreta para escribir algo...
Pero no podía, no lograba concentrarme...
Mi cabeza daba vueltas sin parar, enredando pensamientos que nada tenían que ver entre sí: mi familia, mis amigos, mis fantasías, mis aventuras...
Desquiciada por mi falta de concentración, hice un movimiento para colocarme mejor sobre la silla. El roce de mis vaqueros con mi entrepierna, producido por ese leve movimiento, me produjo un placer pecaminoso que hizo desaparecer todo resquicio de pensamiento que quedaba flotando en mi mente. No lo podía evitar. Aunque sabía que debía escribir aquella especie de chuleta a modo de ensayo, o viceversa, no pude evitar repetir aquel movimiento. Me movía en la silla hacia delante y hacia atrás, cada vez más deprisa, con las piernas cruzadas para acentuar el roce. Cerré los ojos y me vi, completamente desnuda, acariciada por un hombre alto cuyo atractivo se situaba principalmente en un rostro bello y enigmático. Pude sentir sus labios fundiéndose suavemente en mi nuca, en mi pecho, en mi ombligo... Sus manos recorriendo mis muslos me encendían de pasión, y al besarme, tan salvaje y apasionadamente, me hacía sentir una diosa.
Volví a la realidad. Dejé de moverme y miré fijamente el boli y el cuaderno. Ya no quería escribir sobre la angustia y otros lugares de mi subconsciente. Quería escribir, sin más. Nada de obligaciones, nada de responsabilidades. Solamente escribir aquello que sentía en el instante en que mi boli rozaba el blanco papel. Me apetecía erotismo, morbo, perversión, lujuria...

Al cabo de, aproximadamente, una hora, me sorprendió indebidamente el sonido del timbre, ya que sabía perfectamente que Carol, Dafne y Lucía llegarían de un momento a otro.
Les abrí y les hice pasar al salón.
- ¿Queréis algo, un café, un algo... ?
- No, déjalo.- Me respondió Dafne.- Lucía nos ha dicho que habías comenzado a escribir una nueva historia. ¿Podemos verla?
- Aún no está... La acabo de empezar. Ya os la pasaré cuando la termine.- Le respondí.
Carol se acercó a la ventana y miró al exterior. Toda aquella gente caminando, las aceras repletas de coches... Había tanto estrés en la calle.
Me senté en el sofá y esperé a que alguna de las tres dijera algo porque yo no tenía ninguna gana de comenzar una conversación.
- Nístrim.- Me dijo Dafne.- ¿Por qué no te arreglas y salimos por ahí? ¡Que ya es viernes!
Asentí con una sonrisa antes de que Carol me sorprendiera diciendo unas palabras que me resultaban, en exceso, familiares.

1 cafés:

Anónimo dijo...

me siento ya boba..jaja! nena, pon ya el siguiente! al final voy a terminar copiando los comentarios y pegandolos..xq sq parece q m paso el dia aqui!!! (soy una freaky de teleco! xD)
muxos bxits!
sigue asi (o la puerta desaparecera d tu vida!xDDD)
PauLa